Cuando pensamos en la Navidad, una imagen que siempre resalta es la de las flores de pascua, también conocidas como poinsettias o flores de nochebuena. Estas flores, con su característico color rojo vibrante, se han convertido en un símbolo de la temporada navideña, decorando hogares, iglesias y espacios públicos. Pero, ¿de dónde vienen estas hermosas flores y cómo podemos cuidarlas para que luzcan radiantes? Aquí te lo contamos todo.
Las flores de pascua tienen su origen en México y América Central, donde crecen de forma silvestre como arbustos o pequeños árboles. Los aztecas las llamaban "Cuetlaxochitl", que significa "flor que se marchita", y las utilizaban tanto en rituales religiosos como en la preparación de tintes naturales y medicinas.
Su asociación con la Navidad comenzó en el siglo XVI, cuando, según la leyenda, una niña mexicana llamada Pepita ofreció a Jesús un humilde ramo de hierbas, que milagrosamente floreció en brillantes tonos rojos. Este evento marcó su lugar en las tradiciones navideñas.
La flor de pascua no es una flor en sí, sino un conjunto de brácteas, hojas modificadas que se vuelven de colores intensos como el rojo, blanco, rosa o amarillo. La verdadera flor es pequeña y se encuentra en el centro de las brácteas.
Su temporada ideal es durante los meses fríos, por lo que se asocia naturalmente con la Navidad. En regiones tropicales y subtropicales, florecen entre noviembre y enero, coincidiendo con las festividades.
Si quieres disfrutar de la belleza de las pascuas durante toda la temporada y más allá, aquí tienes algunos consejos para cuidarlas:
La flor de pascua simboliza amor, esperanza y pureza, valores que están estrechamente ligados al espíritu navideño. Su forma de estrella recuerda a la estrella de Belén, mientras que su color rojo representa la sangre de Cristo, según la tradición cristiana.
Las flores de pascua no solo son un adorno icónico de la Navidad, sino también un puente entre la historia, la tradición y la naturaleza. Con el cuidado adecuado, puedes disfrutar de su belleza mucho después de las fiestas, incluso hasta el siguiente año. Este diciembre, al decorar con pascuas, recuerda el legado que estas flores representan y permite que llenen tu hogar de color, alegría y el espíritu navideño.
Cada 21 de septiembre, las flores amarillas toman protagonismo en un día lleno de significado, amor, y esperanza. Esta fecha se ha convertido en una tradición cultural, especialmente en América Latina, en la que regalar flores amarillas es una expresión simbólica que trasciende generaciones. Pero ¿por qué son tan especiales y cuál es su historia?
El fenómeno de regalar flores amarillas tiene raíces populares, pero su boom mediático comenzó gracias a la canción "Flores Amarillas" del famoso musical Floricienta. Este éxito argentino marcó a toda una generación con la idea romántica de recibir flores amarillas de alguien especial como un símbolo de amor puro y sueños por cumplir.
Desde entonces, la tradición ha evolucionado hasta convertirse en una celebración anual, especialmente el 21 de septiembre, coincidiendo con el inicio de la primavera en el hemisferio sur, una estación asociada con el renacer, la alegría y los colores vibrantes.
Las flores amarillas son mucho más que un gesto bonito; tienen significados profundos en distintas culturas:
Más allá del color y la tradición, las flores amarillas nos recuerdan la importancia de dar pequeños gestos que alegren el día de alguien. En un mundo tan acelerado, detenernos a celebrar lo simple y bonito, como una flor, es una forma de crear conexiones más significativas.
El 21 de septiembre es una invitación a regalar y recibir alegría a través de las flores amarillas. Ya sea que te inspire el mensaje romántico de Floricienta o simplemente quieras dar un toque de luz a alguien especial, este día es perfecto para compartir emociones positivas y celebrar la belleza de la naturaleza. ¡Anímate a participar y convierte esta tradición en parte de tus días felices!